El cine español no hablado en castellano

Del gran éxito de la gallega 'As bestas', la catalana 'Alcarràs' o la vasca 'Irati' a los resultados más discretos de otros títulos con buen impacto local y más dificultades a nivel nacional. Porque el cine español no hablado en castellano no siempre es un éxito pero tiene especial gancho en los mercados locales
||O que arde

Si miramos “en frío” los resultados de Irati, una película vasca hablada en euskera ambientada en el siglo XVII que rescata viejas leyendas medievales, pueden no ser tan impresionantes: 956 mil euros este mismo 2023. Sin embargo, si nos fijamos en otros detalles veremos que ha tenido un impacto muy positivo en el País Vasco, donde es la sexta película con mayor recaudación en lo que llevamos de año. Con 549 mil engrosados desde su estreno el pasado 24 de febrero, la película ha superado en esa comunidad a superéxitos de Hollywood como Elemental, Fast and Furious X o Indiana Jones y el dial del destino.

El valor de lo local en Euskadi también se hace sentir con fuerza en el éxito de 20.000 especies de abejas, que está dialogada en castellano pero muy localizada en las costumbres y paisajes de esa comunidad. La película se ha situado en el País Vasco como la número 13 más taquillera del año, con 358.145 euros de un total de 900 mil acumulados en toda España. En el caso de Irati, fue durante tres semanas consecutivas la más vista en los cines de Euskadi y es la más taquillera de la historia hablada en esa lengua. Se trata de una excepción al ser una superproducción de aventuras destinada al gran público ya que la mayoría de películas “hiperlocales” que logran triunfar lo hacen gracias al apoyo de premios en los Goya o festivales internacionales presentándose como títulos “de prestigio”. Sin duda, el éxito tanto de Irati como de 20.000 especies de abejas ha contribuido de manera sustancial a que el 15 de septiembre el País Vasco hubiera mejorado un 46% sus cifras de asistencia de 2022 llegando a los 3,12 millones de espectadores. Se trata de una recuperación más rápida que otras comunidades de España, ya que en esa fecha sus cifras eran solo un 16% inferiores que las del extraordinario 2019.

La presencia en la cartelera de películas españolas no habladas en español es relativamente reciente ya que durante muchos años las cintas dialogadas en catalán solo se estrenaban en Catalunya, en euskera en el País Vasco y en gallego en Galicia. Eran películas con estrenos locales y cuando llegaban a otras partes de España se doblaban al castellano como sucedía con los títulos de Ventura Pons, que en 1995 dio un golpe en la mesa muy mediático en su momento estrenando en Madrid una versión doblada al español y otra en catalán con subtítulos en castellano de El por qué de las cosas. Pons siguió lanzando sus siguientes películas (Amic/Amat, Animales heridos, La vida abismal, etc) en doble versión, catalana para Catalunya y doblada y subtitulada en el resto del país.

La realidad es que durante mucho tiempo, la idea de estrenar películas no habladas en castellano parecía un riesgo temerario. Las cosas, sin embargo, han cambiado. Un cambio que también se ha hecho notar en el hecho de que durante mucho tiempo el cine patrio evitara los “acentos” locales y se hablara con el mismo castellano neutro en una película ambientada en Sevilla, Madrid o Barcelona mientras ahora es mucho más frecuente que no solo se respeten sino que incluso se exageren esos modismos locales con voluntad cómica, lo vemos en Mari(dos), o para crear un mayor realismo como en As Bestas. Se trata de un cambio de sensibilidad hacia lo local en el que quizá contribuyó el enorme éxito de Ocho apellidos vascos (55 millones en 2013) y su secuela con los catalanes (35 millones en 2015).

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O que arde, de Oliver Laxe.

UN NUEVO PANORAMA

Además, de Irati, dos recientes hitos parecen marcar un nuevo panorama. Por una parte Alcarràs, de Carla Simón, y As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen, ambas estrenadas en 2022. Con el fundamental respaldo del Oso de Oro en Berlín, la película de Simón logró una espectacular recaudación de 2,4 millones de euros hablada solo en catalán. Ambientada en el pueblo homónimo del título en la provincia de Lleida, la película sin duda gana en autenticidad al ser fiel al habla local de unos “payeses” que se ven desbordados por la pérdida de rentabilidad de la agricultura en Europa. Prueba una vez más de que lo local gana en impacto en su terruño, en Catalunya Alcarràs ganó 1,6 millones, lo cual supone un 60% de sus ingresos totales. La propia Simón ya logró romper barreras en 2017 cuando otra película hablada en catalán como Verano 1993, también avalada por su éxito en Berlín y excelentes críticas, logró unos óptimos 1,13 millones de euros, tres cuartas partes en la propia Catalunya.

El otro gran éxito, está claro, es As Bestas. Estrenada en el Festival de Cannes y ganadora de nueve premios Goya, la película está hablada en francés, en castellano y en gallego. Una vez más, al poner en valor los idiomas originales de los protagonistas en una película que confronta a unos franceses ecologistas con los lugareños de un pueblo remoto de Galicia, la película gana en autenticidad. Con una recaudación de casi siete millones de euros en toda España, la más exitosa de la tabla, también se deja notar su especial impacto en Galicia aunque de manera menos intensa que con los otros dos títulos, ya que allí recaudó 420 mil euros, lo cual supone un porcentaje menor del total en una comunidad mucho menos poblada que Catalunya. Pero lo local siempre importa, allí fue la novena película más taquillera de 2022 mientras en el conjunto nacional se sitúa en la posición 29.

A pesar de estos éxitos, también queda claro que el cine español no hablado en castellano sigue siendo marginal. En sus 37 ediciones, los Goya solo han premiado una vez una película hablada en catalán (Pa negre en 2011) y otra parcialmente dialogada en gallego como As Bestas el año pasado. En 2021, la Academia de Cine Catalán escogió la cuatro candidatas a los premios Gaudí a mejor película hablada en lengua autóctona entre solo seis títulos y en 2020, lo mismo. Hay que tener en cuenta que según el anuario del ICAA ese 2021 se rodaron en España 273 largometrajes, con lo cual es un porcentaje muy pequeño de la producción total. En El País Vasco, según un estudio entre 1956 y 2016 solo se rodaron 40 películas de ficción en euskera, lo cual es una al año. Gracias, entre otras cosas, a una generosa política de inventivos fiscales, la producción está experimentando un boom en Bizkaia y en 2022 hubo 166 rodajes. Sin embargo, la inmensa mayoría de películas (El cuarto pasajero) o series (Intimidad de Netflix) se grabaron en castellano.

Un repaso al resto del ránking más allá de esos superéxitos nos da una idea de las dificultades que siguen encontrando las películas no habladas en castellano. En sexta posición, Incerta Glòria (654 mil euros en 2017), casi todo en la propia Catalunya. En séptima posición la gallega O que arde, de Óliver Laxe, que en 2019 logró unos meritorios 533 mil euros con una propuesta muy autoral. Como en el caso de las películas de Simón, su proyección comercial se vio muy favorecida por su premio del Jurado en la sección Una Cierta Mirada de Cannes y su nominación al Goya a la mejor película. La octava película más exitosa, El hijo de Caín (390 mil euros en 2013), un thriller con José Coronado, se estrenó en catalán en Catalunya y en castellano en el resto de España. Un caso paradigmático de la fuerza de lo local fue el gran impacto de A Esmorga en 2014. Este drama rural muy apegado a la cultura local gallega fue visto por 46 mil espectadores en toda España, de los cuales más de 37 mil fueron gallegos. De esta manera, fue uno de los títulos más exitosos del año en esa comunidad mientras pasó casi desapercibida en el resto de territorios. En fechas muy recientes, David Trueba ha arriesgado rodando Saben aquell, un biopic sobre el humorista Eugenio, con el catalán como primera lengua aunque también hay diálogos en castellano. Al cierre de esta edición, la película lleva recaudados 700 mil euros en tres semanas, un resultado correcto pero no espectacular pero es aventurado decir que se debe al idioma.

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