El mercado audiovisual español nos trae una noticia de gran calado, la aprobación por la Comisión Europea de la propuesta del Gobierno para aumentar en 340 millones de euros —que, sumados a los 60 de ahora, hacen un total de 400 millones— los recursos para apoyar la producción y rodaje de películas mediante deducciones fiscales a través del Spanish Audiovisual Hub, ente creado con fondos europeos para paliar la crisis de COVID.
Se trata de una importante cantidad de dinero de la que podrán beneficiarse obras audiovisuales españolas e internacionales que rueden en España. A eso habría que sumar que el año pasado se aumentó la dotación para ayudas del ICAA de 65 a 106 millones de euros. Las deducciones fiscales tienen la virtud de ser “ciegas” y de fomentar la inversión de dinero privado en la producción. En todos los países de Europa, obligados también por directivas de Bruselas, existe este fundamental apoyo de recursos del Estado. Sin embargo, también se ha demostrado que la financiación pública de proyectos puede distorsionar la competencia entre empresas al disminuir la calidad media de la producción.
Es más importante que nunca la constitución de comisiones altamente profesionales y expertas que logren un equilibrio entre el apoyo de las empresas y talento con una consolidada trayectoria profesional a la vez que mirar hacia el futuro para respaldar figuras emergentes del sector audiovisual. El nuevo esquema de desgravaciones también apunta bien al aumentar de 10 a 20 millones el máximo deducible, lo cual favorecerá que se realicen menos proyectos pero de mayor calidad y en mejores condiciones, elevando el listón del producto nacional medio y su exportación.
El año pasado se produjeron en España 322 películas, que claramente son demasiadas. En esencia, estos 400 millones obligan a instituciones y operadores a trabajar bien y juntos. El cine español tiene un futuro radiante si sabe aprovechar esta ventajosa oportunidad que se le brinda desde el Estado.
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