Reino Unido, el plató de Hollywood que olvida el producto local

Debilidades y fortalezas de un territorio clave para los estudios de Hollywood y la recaudación mundial del cine. En 2024, la taquilla mostró una gran solidez siendo uno de los pocos mercados del mundo que no cayó respecto a 2023 con 1160 millones de euros recaudados, solo un 0,1 menos que el año anterior. Los rodajes de películas americanas se benefician de un sistema de incentivos fiscales muy lucrativo pero el cine independiente y local toca suelo a nivel de producción y presencia en las salas. En 2023, la cuota de mercado del cine local fue solo un 3,7%.

Para la industria audiovisual, el Reino Unido es el segundo mercado europeo más importante, tanto en tamaño del tejido industrial, producción local e internacional, como en los ingresos comerciales de los cines. A diferencia de Francia, el Reino Unido tiene una conexión orgánica con Hollywood por su relación lingüística, cultural e histórica con Estados Unidos. Una conexión que ha propiciado la movilidad de talento tanto delante como detrás de la cámara y generado un star system autóctono con proyección internacional que no existe en ningún otro territorio mundial. Ese vínculo ha facilitado el intercambio de contenido, lo que, desde hace décadas, ha situado al Reino Unido como un territorio clave para la taquilla internacional del producto de Hollywood.

‘Bitelchús, Bitelchús’ ha triunfado con 28,76 millones de euros

En este aspecto, al igual que el mercado de Estados Unidos, el Reino Unido ocupa un espacio importante en el imaginario de la industria y la proyección de cine europeo en sus salas es un logro que muchas veces es motivo de celebración por productores y directores. Según la UK Cinema Association, durante 2024, el mercado británico de exhibición cinematográfica fue de los pocos que no descendió respecto a 2023. Según esos datos (tabla 1), la taquilla británica se situaba en los 978,2 millones de libras, 1.160 millones de euros, apenas un 0,1% menos que en 2023.

Tabla 1

Con una población de 68,35 millones frente a los 48,3 millones de España, su taquilla del año pasado es mucho más del doble que la de nuestro país, 482 millones. Gran parte de estos ingresos (tabla 2) han llegado gracias a películas como Wicked (Universal) con 62,6 millones de euros, Bitelchús Bitelchús, (Warner), con 28,76 millones, o Paddington: Aventura en la selva (StudioCanal), con 38,2 millones. Son tres películas de alto presupuesto rodadas en el país, beneficiándose de sus recursos fiscales y de producción. Estos éxitos han permitido al territorio mantener su robusta fuerza comercial, solo por detrás de la poderosa Francia, que aumentó un 5% sus ingresos durante 2024. Ambos territorios han sido capaces de superar los 1.000 millones de euros de ingresos totales.

Tabla 2

Dentro de la fotografía del mercado, según el informe FOCUS del Observatorio Europeo del Audiovisual, la media de entradas por espectador es de 1,8 al año, lo que sitúa al Reino Unido en la cuarta posición dentro del territorio europeo. Son buenos datos pero según la información observada en este informe, el país está estancado en una crisis de espectadores incluso más aguda que la vista en territorios como España o Italia, pero con la diferencia de tener un volumen de ventas que le permite seguir siendo un mercado clave para Hollywood y para algunas cadenas de cine.

FRACASO DEL CINE LOCAL

Al contrario de lo que pueda parecer, el Reino Unido no es un lugar que favorece la producción de un producto rico culturalmente y vinculado a la creación local. El país ha pasado por varias fases de políticas culturales y de incentivos para potenciar la industria local, y dependiendo de qué bandera política ondeaba en cada momento en Downing Street, este foco se ha puesto más en lo cultural o en lo industrial. La realidad que queda en estos momentos es un elevado contraste entre el potencial laboral y económico de la industria nacional británica, capaz de ofrecer servicios y financiación a la de Hollywood así como enormes ingresos de taquilla, pero un producto local débil que siempre queda a la sombra del “amigo americano”. La taquilla es un reflejo importante de esta realidad.

Durante los pasados años, la cuota de pantalla del producto principalmente desarrollado y creado desde Reino Unido, con puntuales colaboraciones con otros territorios europeos, ha sido baja y muy alejada de la de otros mercados clave en Europa. Durante 2024, las producciones británicas mejoraron sus ingresos respecto a 2023 sobre todo gracias a éxitos como Paddington: Aventura en la selva (StudioCanal), pero en general con una escasa cuota de pantalla. Una tónica en un mercado con una producción autóctona que no logra encontrar espacios lucrativos relevantes aunque sí una aceptación internacional con el producto tanto de género como dramático gracias a su presencia en festivales como los casos de Bird de Andrea Arnold o Stopmotion de Robert Morgan.

‘Paddington: Aventura en la selva’ ha sido un éxito con 38,2 millones de euros

Durante 2023, las producciones británicas financiadas fuera del sistema de estudios nacional o con participación norteamericana ganaron solo 37,8 millones de libras (45,3 millones de euros), lo que supone una caída del 49% respecto a 2022, cuando se alcanzaron los 74,2 millones de libras (89 millones de euros). Solo un filme, The Great Escaper, fue capaz de superar los 5 millones de libras (6 millones de euros). La producción cien por cien británica apenas genera una cuota de mercado del 3,8%, la más baja en 20 años, y muy alejada de la media de los grandes mercados europeos. Por ejemplo, en 2023 la cuota del cine español fue del 17,5% y en 2024 del 19%. En Italia el año pasado la cuota fue del 25,9%, en Alemania 24,3%, y en Francia de un 44%.

Según el British Film Institute (BFI), las producciones independientes se definen como filmes que no cuentan ni con impulsos creativos ni económicos de los grandes estudios norteamericanos como Fox Entertainment Group, NBC Universal, Paramount Motion Pictures Group, Sony Pictures Entertainment, Walt Disney Motion Pictures, o Warner Bros Entertainment ni ninguna de sus filiales. Las producciones independientes británicas pueden acceder a ayudas directas de producción, como la British Lottery, Art Council, programa MEDIA, y otras ayudas estatales y regionales a la creación audiovisual, así como la participación de las divisiones de producción cinematográfica de los dos principales radiodifusores de servicio público (PSB): la BBC (British Broadcasting Corporation)/BBC Films y Channel 4/Film 4. También pueden beneficiarse de coproducciones con otros territorios europeos y beneficiarse de los sistemas y operadores de otros países.

La mencionada estrecha relación con Hollywood ha creado un ecosistema industrial en el que, desde una perspectiva económica, es difícil ver la parte negativa. El sistema de incentivos fiscales del país desde hace décadas ha contribuido a aumentar el empleo y a desarrollar instalaciones de vanguardia, así como talentos y equipos líderes a nivel mundial. Esta histórica simbiosis de talento norteamericano y británico también se nota en los cines que se mantienen en muy buena posición respecto a otros territorios. Pero la duda está en que se ha convertido en un sistema de uso de fondos públicos que cuesta cientos de millones de libras al contribuyente británico para sustentar una industria cinematográfica marcadamente norteamericana.

BENEFICIOS FISCALES: GANA HOLLYWOOD

El incentivo fiscal general del Reino Unido está diseñado para favorecer a las empresas británicas y consiste en un crédito fiscal del 25% sobre el gasto de los primeros 25 millones de libras (24 millones de euros) invertidos en el territorio y un 20% del resto, sin techo de gasto. El caso reciente de Ant-Man: Quantumania (Disney, 2023) fue publicado por la revista Forbes, y señalaba que Disney se benefició de la producción del filme en el Reino Unido con un ingreso de 59 millones de dólares (56 millones de euros).

¿Cómo puede un producto cien por cien hollywoodiense beneficiarse de esta manera? El Reino Unido solo permite acceder a este formato de incentivo a las empresas “locales”, por lo que la mayoría de las producciones que quieren beneficiarse crean empresas de producción desde donde poder centralizar el gasto y los ingresos que se puedan generar del filme. Con frecuencia, se crean para la producción de un solo título como es el caso de Ant-Man, o varios como las recientes películas de Mission: Impossible (Paramount).

Según el BFI, durante 2023, el gasto en producción cinematográfica fue de 1.360 millones de libras (1.630 millones de euros), un 31% menos que en 2022 debido a las huelgas de actores que provocaron cancelaciones de varios rodajes. De estos, el 77% (1.047 millones) fueron inversiones extranjeras que, según el informe FOCUS, financiaron cerca de 104 películas, 20 menos que en 2022. De estas, más de 700 millones fueron a producciones como Bitelchús, Bitelchús (Warner) o Wicked (Universal), que rodó las dos partes de forma simultánea en este territorio, mientras que 340 millones de libras fueron a otras películas americanas producidas fuera del sistema de estudios.

La saga ‘Misión Imposible’ tiene bandera británica

De esta manera, producciones como el musical Wicked, con un coste total de 300 millones de dólares, pueden beneficiarse de estos incentivos con ingresos de entre 30 y 40 millones de dólares, mientras que otros productos de menor coste disfrutan de una media de 3 a 5 millones de dólares en créditos fiscales. Eso sí, desde el Brexit, estas películas no pueden aprovecharse de su condición de europeas para cumplir con los cupos de exhibición de películas de la UE que imponen muchos países como España (actualmente en un 25%).

Del restante, 313 millones de libras (23%) eran inversiones directas a producciones consideradas 100 por 100 ficción nacional, que según FOCUS financiaron 147 f ilmes, el mismo número que en 2022, pero lejos de los 171-172 de los tres años anteriores. Esta participación viene a apoyar producciones y coproducciones entre el Reino Unido y otros territorios, como por ejemplo The Substance (MUBI), de la que la británica Working Title desarrolló el proyecto y es dueña del copyright, que logró una taquilla local de 5 millones de dólares. Otro ejemplo reciente sería Mi única familia (StudioCanal), de Mike Leigh, que ha sido una coproducción con la española The Mediapro Studio. En estos casos, muchas de estas co-producciones son con territorios europeos con los que los productores pueden combinar varios beneficios tanto fiscales como de producción, así como la participación o pre-venta de derechos de antena o streaming.

Por una parte, las suculentas ayudas a las inversiones internacionales, directamente proporcionales a la inversión internacional, la financiación pública total para la producción cinematográfica local, diseñada desde talento y productoras con historial. En contraste, se queda a la sombra el resto de una industria que no es capaz de ser sostenible. En un contexto en el que las recaudaciones generales son sólidas y hay una nutrida presencia de rodajes internacionales, así como una de las industrias televisivas más fuertes del mundo, resulta difícil para los independientes hacerse escuchar.

El frondoso sistema de incentivos fiscales del Reino Unido ha sido crítico para que la industria cinematográfica se coloque en el mapa mundial como una de las más relevantes a nivel de talento, tanto delante como detrás de la pantalla. Pero, a la vez, es la principal causa de un deterioro del producto independiente y cultural británico que lleva años agonizando opacada por los estudios de Hollywood, algo similar a lo visto con el cine independiente norteamericano.

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