Producción y sostenibilidad: Un compromiso por el futuro

La sostenibilidad ya no es solo una cuestión de ética, es obligatoria para acceder a las ayudas del ICAA. Una revolución verde que está cambiando la forma en que se ruedan las películas pero que también afecta a la fase de preproducción y posproducción. Hablamos con Ecometraje, agencia experta que asesora a las compañías y también con los productores Mariela Besuievsky, Alex Lafuente y Leire Apellaniz sobre los retos que plantea un modelo más justo pero desafiante.
'Una ballena', producción de Leire Apellaniz, en la que los actores viajaban con el equipo

La sostenibilidad en producción de cine ya no es una cuestión de “buena conciencia”, es obligatoria para obtener las ayudas del ICAA. Se trata de una verdadera “revolución verde” que obliga a las productoras a cambiar la forma en que han trabajado durante décadas. No están solas. Existen varias empresas que ofrecen a las producciones un asesoramiento completo durante todo el proceso y juegan un papel protagonista en esta transición ecológica del sector. Una de ellas es Ecometraje, que aconsejan y guían a las productoras teniendo en cuenta las necesidades propias de cada producción, para que sus actividades sean lo menos contaminantes posibles.

Alex Lafuente

Porque como señala el productor Alex Lafuente de Bteam: «Cada producción es un mundo, hay cosas muy comunes como no usar botellas de plástico que las incorporamos de una manera muy sencilla, pero surgen otras complicaciones. Acabamos de rodar ‘Los aitas’ en el País Vasco y gran parte del equipo venía de otras provincias, los desplazamientos eran inevitables. Luego hemos hecho la posproducción en Bélgica con los viajes consiguientes. Y también acabamos de terminar ‘Ciudad sin sueño’, en la Cañada Real, donde el transporte no era un problema porque está muy localizado cerca de Madrid pero era un entorno complejo para ahorrar en energía o en cuanto a materiales sostenibles».

Para hacer frente a las complejidades de este nuevo marco sostenible, surgen agencias como Ecometraje en la que se ofrece un asesoramiento personalizado que combina la voz de profesionales en el sector audiovisual, como Lorea Elso y María José Pérez, sus socias fundadoras, con la opinión científica de expertas en cambio climático, medición de huella de carbono, o planes de sostenibilidad, entre otras cosas, como Elvira Elso, ingeniera de montes y técnica en sostenibilidad y Emma Blanco, ingeniera industrial, técnico en eficiencia energética y energías renovables. Inciden precisamente en la importancia de personalizar sus servicios, ya que cada producción tiene necesidades distintas, por lo que no existen parámetros o medidas fijas. Pero sí identifican las tres áreas con los impactos negativos más importantes en las producciones: movilidad, consumo energético y de materiales.

De izd a derecha: Emma Blanco, Ingeniera Industrial y especialista en Energías Renovables; Lorea Elso y María José Pérez, Consultoras especializadas en audiovisual; Elvira Elso: Ingeniera de Montes y Técnico Medioambiental

Leire Apellaniz, productora de Señor y Señora, responsable de títulos como Ventajas de viajar en tren (2019) o Espíritu sagrado (2021), señala que «el 70% de la huella de carbono de un rodaje son los viajes, el transporte. Nosotros salvo caso de fuerza muy mayor jamás viajamos en avión y lo evitamos a toda costa en el equipo. Y en rodaje, a la hora de hacer los desplazamientos, tratamos en la medida de lo posible que los coches vayan llenos».

Leire Apellaniz

En Ecometraje abundan: «La movilidad es un punto importante, así como los alojamientos, si la gente está implicada, igual no hace falta que vaya todo el mundo a hoteles de cinco estrellas, ni que se desplace en una Berlina de alta gama. La labor de comunicación con todo el equipo a priori es muy importante».

Apellaniz se toma muy en serio la sostenibilidad y, por ejemplo, acaba de regresar del Festival de Berlín en tren para evitar el avión. Presume de que son la única productora nacional que ha conseguido el sello “Green Film”, el más exigente, que aceptan todas las Film Comissions europeas y supera los requisitos que exige el ICAA. Además, acaban de rodar un corto que ha obtenido el sello Albert, expedido por Gran Bretaña, que es el más complejo. «Para nosotros las medidas del ICAA se quedan muy cortas, entendemos que sea así pero es una cuestión fundamental de la productora que aplicamos desde el minuto uno en cada parte del proceso. En los rodajes no hay carne roja en los menús, compramos vestuario de segunda mano y en la medida de lo posible lo revendemos… Si hacemos películas pensando en que pueden crear un mundo mejor también las tenemos que hacer de una manera ética. En mi caso, primero empecé en mi casa y luego se aplicó a la productora. No compro ropa nueva desde hace cuatro años, todo es de segunda mano, y en casa hacemos una basura de plástico dos veces al mes».

¿SALE MÁS CARO?

Las agencias de sostenibilidad ya son un “proveedor” más de las productoras, que lógicamente recelan del impacto económico en una industria que ya produce productos caros de alto riesgo como son las películas. En Ecometraje ponen el acento en comenzar a gestionar la sostenibilidad desde el primer minuto. María José Pérez cuenta que en esta primera fase no se trata de aplicar las medidas, si no de diseñarla y cuanto antes, mejor. Es decir, unos seis meses o más previos a iniciarse la producción en sí misma: «Desde ese momento en el que se empieza a planificar y a hacer un plan de rodaje y a determinar localizaciones, lo ideal sería que ya hubiera ahí una persona de sostenibilidad que trabajara mano a mano con el productor». La ingeniera Elvira Elso hace hincapié en la importancia del ‘codiseño’ en este momento de la producción: «Si diseñamos la producción desde el primer momento, estoy jugando casi con el 80% de los impactos, tengo mucho más margen de mejora», explica.

Mariela Besuievsky, coproductora junto a Gerardo Herrero en Tornasol, señala que «hacemos un informe previo con las agencias que trabajamos ya sobre guion y comentamos con producción cómo aplicarlo. Encarece la producción porque es un proveedor más, pero no es una cosa tremenda, sobre todo lleva más trabajo y en el mejor de los casos necesitas a una persona solo para sostenibilidad, eso es lo ideal. El problema es que en proyectos pequeños muchas veces el presupuesto no da para eso. De esta manera, la gente de producción tiene que estar preocupándose». Según Elso, esa figura del “eco manager” no es un elemento que necesitan todas las producciones: «Algunas sí requieren “eco manager” y lo podemos suministrar nosotros, pero en otras sus funciones las ejerce la propia productora con nuestra supervisión. Es un tema de traje a medida, presupuestos y ese continuo diálogo con el productor», insiste. La cuestión del presupuesto es, por supuesto, crucial.

Mariela Besuievsky

Sin embargo, según según Ecometraje, ser sostenible implica precisamente lo contrario: «La sostenibilidad ayuda a planificar, y una buena planificación, hecha con tiempo, implica incluso una reducción de costes. Debe ser un elemento que interioricemos como algo que nos va a permitir ahorrar», aclara Lorea Elso. Y añade Elvira Elso: «Al contratar una empresa que me haga un plan de sostenibilidad hay un desembolso. Pero a la larga, de lo que se trata, además de reducir impactos, es reducir costes económicos. Si tú estás reduciendo consumos, estás reduciendo uso de materiales y estás reutilizando, a la larga, vas a aminorar costes».

La sostenibilidad, además de “asustar” por la forma en que puede encarecer los presupuestos, también plantea no pocos problemas logísticos. Cuenta Besuievsky: «Hemos cambiado muchísimo, desde que ya no imprimimos nada a las botellas de agua o que se viaja mucho más en tren, pero las mecánicas de rodaje no siempre lo permiten. Intentas llenar los coches pero también entiendes que un actor no puede estar dos horas esperando cuando ya ha terminado su sesión”. Incide Apellaniz: “Acabamos de rodar ‘Una ballena’ y hemos tenida la suerte de que la protagonista, Ingrid García-Johnson, no tenía problemas en meterse en el mismo coche con el equipo. Pero no siempre es tan fácil”. Por este motivo, en Ecometraje valoran la concienciación de los cabezas de equipo de las producciones. Pérez destaca: «Cada responsable de departamento tiene que estar acompañado y asesorado por la persona responsable de la sostenibilidad del proyecto, desde sus listas de materiales, sus necesidades, hasta cómo quiere planificarlo y desarrollarlo con el menor impacto posible», describe.

Finalmente, desde Ecometraje advierten que la sostenibilidad de una película implica el proceso completo, por lo que, aunque la pre y sobre todo la posproducción tenga un impacto menor que la de rodaje, no significa que deba olvidarse. María José Pérez señala: «Sobre todo, es a nivel energético, porque al final en esa etapa de posproducción lo que estás haciendo mayoritariamente son procesos digitales y trabajando con ordenadores. Al final hay unos consumos que generan un impacto y que se pueden reducir. Desde utilizar energías renovables, controlar todo el tema de lo que es la huella digital, de los archivos digitales, el almacenamiento digital…». E incluso vuelve a aparecer el problema de la movilidad, tal y como apunta Lorea Elso: «Si es una película que tienes que doblar o grabar en estudio, tienes que movilizar a los actores. Parece que en la fase de postproducción es como que ya no hay mucho que hacer y depende de cómo sea tu película, pues tienes que incidir más o menos en una o más categorías».

‘Bajo terapia’, producción de Mariela Besuievsky, rodada en Navarra, zona concienciada en sostenibilidad

LA HUELLA DE CARBONO Y OTRAS MÉTRICAS: UN CÁLCULO NECESARIO PERO INSUFICIENTE

A la hora de medir el impacto medioambiental emerge la huella de carbono, un valor único que muestra cuánto CO2 está emitiendo una actividad. Sin embargo, Lorea Elso advierte: «La huella de carbono es un indicador para uno mismo. Es un poco como el corredor de fondo, se entrena, pero necesita saber cuál es su métrica para poder reducir su tiempo. Es interesante para poder analizarse pero en las producciones es muy importante abordar los planes de sostenibilidad más que la huella de carbono». Añade Pérez: «La huella de carbono es un dato cuantitativo, pero no tiene ninguna influencia ni incide de ninguna manera en la reducción de impacto ambiental. Es decir, tú puedes medir la huella de carbono y no has hecho nada por reducir tus emisiones. Estás conociendo cómo impactas, de dónde vienen tus focos más importantes, pero ese es el primer paso para luego diseñar las medidas para poder reducirlo. Si no, te has quedado en un primer paso, pero no has hecho nada en realidad, o has hecho poco», advierte

Una métrica más exacta es el GHG Protocol, una metodología internacional que se lleva aplicando en la industria mucho tiempo. Elvira Elso nos explica cómo la miden: «Calculamos cuáles son las emisiones directas de mi actividad y cuáles son las emisiones indirectas de mi actividad. Directas, digamos por simplificar, es lo que pasa en mi casa, mis emisiones, las emisiones que son producto de consumir mi energía. Qué consumo yo, y luego, para llevar a cabo mi actividad, yo tengo que comprar materiales, por ejemplo. Y esos materiales después de usarse, tienen que pasar por un proceso de gestión de esos residuos. Eso ya pasa fuera de mi casa, y son emisiones indirectas, como la electricidad que uso. Entonces es un protocolo de reconocido prestigio y es el que estamos aplicando a día de hoy para las producciones que estamos acometiendo», detalla.

COMUNICACIÓN: EVITAR EL “GREENWASHING”

Con cierta melancolía, Mariela Besuievsky comenta: «A veces caigo en la desesperación. Te matas a trabajar para reducir tu huella ambiental y luego aparece un presidente de Estados Unidos que vuelve a permitir los coches en Manhattan. Es una cuestión de educación, no vale de nada si no lo hacemos todos». En Ecometraje abogan, según Lorea Elso porque «haya una transparencia, una comunicación basada en la rigurosidad de los datos y que aquello que vayas a comunicar realmente tenga un sentido y que no sean cosas básicas o elementales. Comunicar aquellas cosas que se hacen en materia de sostenibilidad es muy positivo», explica Lorea. Es importante evitar lo que se conoce como el “Greenwashing”, fenómeno que se da cuando una compañía lava su imagen ocultando sus acciones y medidas no sostenibles bajo una fachada supuestamente ecológica.

Para Apellaniz, siempre la más entusiasta, se trata de «decisiones empresariales que dependen de si la persona al mando tiene una inquietud genuina por el medio ambiente y de búsqueda de cambio». Lafuente, por su parte, añade: «Ha hecho falta que el ICAA nos pusiese una obligación para que la producción, no solo el cine, todo el mundo productivo, nos tuviéramos que replantear cómo hacíamos las cosas». El productor de Las niñas o Segundo premio cree que es importante que las películas comuniquen que se han realizado de manera sostenible «aunque sin sacar pecho porque debería ser lo normal» y se pregunta «hasta qué punto tiene un impacto porque lo que percibes es que en general la gente no sabe cómo se hacen las películas ni en realidad tienen por qué».

Como forma de garantizar que las películas se han realizado de manera sostenible, existen unos sellos y certificados. En producción audiovisual, existen iniciativas y protocolos, pero muchos son de ámbito privado y otros solo abarcan una parte del proceso de trabajo en materia de sostenibilidad. También existe el Sello Verde de La Academia, y cada producción se acoge al que más cómodo se sienta o más le interese. Muchas producciones también hacen uso de sellos internacionales, como la Green Production Guide, que depende de Estados Unidos, o la Green Film de Trentino, a la que se adscriben muchas Film Commissions de España.

Es por ello por lo que desde Ecometraje claman por la necesidad de dar con un certificado oficial único: «Lo que no hay, o lo que la industria creo que necesita, es un estándar oficial, de manera que se pueda implementar un sello, que es hacia donde creemos que el ICAA está trabajando», pide Lorea. «Convendría matizar los requisitos, porque lo que se hace son iniciativas de diferente índole, pero falta unificar todo ello. Incluso hay sellos y certificaciones internacionales que se están utilizando en ciertas producciones españolas porque no existe ese sello del sector audiovisual en España», añade.

© REPRODUCCIÓN CONFIDENCIAL