Unos turistas de Estados Unidos deambulan por el centro de Madrid a las once de la noche sorprendidos porque los restaurantes están cerrados. Preguntan a los viandantes por alguno que les sirva una cena: “¡Qué raro! Vinimos antes de la pandemia y a estas horas estaba todo abierto”. Enrique González Macho, gerente de los cines Renoir, explica con asombro que en algunos locales de comidas le han dicho que a las 10 de la noche la cocina ya estaba inactiva. Álvaro Postigo, presidente de FECE y director general de MK2 constata que algunas cenas de amigos se convocan a las nueve de la noche cuando siempre habían
sido a las 10. “¡No hay derecho a que te cambien los horarios en mitad de la vida!” exclama con cierto humor. Y añade: “No hay ningún estudio de momento que lo soporte pero desde FECE estamos valorándolo. La crisis de la sesión de las 22h ya sucedía en Europa antes de la pandemia, me lo comentaron muchas veces por ejemplo mis colegas franceses, y en nuestro país ha llegado después. La realidad es que poner sesiones actualmente a las 22.30 es un desastre”.
Como González Macho y Postigo, Isabel Castillo, Country Manager Spain de Kinepolis, constata el fenómeno: “Efectivamente, desde 2020 los clientes han cambiado sus hábitos y han adelantado sus horarios”. Un fenómeno que, eso sí, no detectan en Cinesa: “No contamos con ningún indicador que ponga en evidencia un cambio de tendencia entre los espectadores en lo que a horarios de consumo cinematográfico se refiere. La elección de un horario u otro depende de muchos factores como, por ejemplo, la región en la que habitan los espectadores, el tipo de película o la época del año en la que se está estrenando una película. Teniendo en cuenta todo esto, ahora mismo no podemos afirmar por tanto que haya habido ningún cambio de comportamiento entre nuestros clientes en lo que respecta a los horarios de las películas que proyectamos en nuestras salas”.
En el caso de los cines que sí han notado ese cambio de hábitos de horarios, claro, también influye que las películas cada vez son más largas. Según datos de Box Office Mojo, la duración media de las 20 películas más exitosas de 1982 era de 108 minutos, en 2002 ya había aumentado a 119 y en 2022 a 132. Y es que meterse a ver Oppenheimer, con sus tres horas de duración, a las diez y media de la noche significa salir a la calle más tarde de la una y media y con suerte meterse en la cama a las dos. Puede parecer una locura a un alemán o un suizo, que cena a las siete de la tarde, cuando nosotros merendamos, pero hasta hace no mucho las sesiones de madrugada, que acababan mucho más tarde, hoy casi desaparecidas, eran todo un éxito.
Al otro lado del espectro, el propio Gobierno ya ha mostrado su intención de acabar con estos “horarios de locos” que tanto sorprenden a nuestros vecinos europeos. Unas declaraciones de la vicepresidenta Yolanda Díaz criticando que los restaurantes estén abiertos hasta la una de la madrugada o “se convoquen reuniones a las ocho de la tarde” encendieron la mecha de la protesta de bares y restaurantes o la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, que defendió la “vitalidad” del ocio nocturno de la capital. Según la vicepresidenta del Gobierno, la reducción de jornada laboral que prepara el Gobierno evitará los “problemas de salud mental” que se derivan de seguir trabajando a partir de las diez de la noche. La polémica, de momento, se centró en la hostelería, pero esa “reducción de jornada laboral” también afectaría a las salas. Sin duda, cuesta imaginarse España cerrada a las 10 de la noche, como parece que pretende el Ejecutivo. Un vistazo rápido permite situar mejor el contexto. Aunque todas las estadísticas confirman que los españoles nos despertamos más tarde y sobre todo nos vamos a dormir como mínimo dos horas después que nuestros socios europeos, la diferencia de los horarios de los cines no es tan grande con la UE en lo que respecta a la última hora pero sí la primera. En las salas de Madrid la última sesión se sitúa entre las 21.30 (para películas de larga duración) y las 22.45 e incluso las 23h. Como señalaba Cinesa, en nuestro país la zona importa y en provincias los horarios suelen ser algo más tempraneros en el norte del país, donde es raro ver sesiones más allá de las 22.15, y tardíos en el sur, donde las horas de luz son más prolongadas. En las salas de París la última sesión suele situarse en torno a las 21.30-22.15 horas, lo mismo que en provincias. En Berlín, la capital alemana, la última sesión está fijada sobre las 21 o 21.30 horas y en Copenhague, la capital danesa, suele ser un poco antes, sobre las 20.30 o 21 horas y excepcionalmente a las 21.30. En Roma, los horarios son como los madrileños y en la norteña Milán, más “europea”, la hora habitual de esa última sesión es a las 21.50. Y en la vecina Portugal, en Lisboa se adelanta un poco nuestra “sesión de las diez” a las 21.30 pero son frecuentes los pases de madrugada en fines de semana, que empiezan sobre la medianoche. Donde sí hay una diferencia muy clara entre España y el resto de Europa es en la primera sesión, no solo porque las matinales son mucho más frecuentes en los cines de nuestro entorno, también porque la primera sesión se adelanta a las 15h o incluso a las 14h en países donde se almueza a las 12 ó 12.30, mucho antes que nosotros.
CENAMOS ANTES PERO COMEMOS IGUAL
Ante este panorama, ¿qué hacer? Según Enrique González Macho, de los Renoir, ha realizado “varios experimentos” con los horarios para tratar de llenar todas las sesiones sin haber dado con la fórmula exacta. Parece claro, en su opinión, que la última sesión pierde gas pero tampoco ayuda poner la primera a las tres y luego sucesivamente a las cinco, a las siete y a las nueve, ya que lo que eventualmente podría ganarse en la última sesión se perdería en la primera ya que los españoles seguimos comiendo sobre las 14.30-15 horas. El nuestro es un país que los días laborales se detiene mucho más tiempo a la hora del almuerzo que el resto de Europa debido a una peculiar “jornada partida” que está en la mirilla del Gobierno. De esta manera, Isabel Castillo, de Kinepolis, constata que aunque haya bajado la asistencia a la última sesión: “En España el horario de comida sigue siendo tardío respecto al resto de Europa y no creemos que sea adecuado adelantar la primera sesión a las 15h. De hecho, lo que hemos visto en los últimos tiempos es que la primera sesión de las 16h ha mejorado”.
Parece que nos “europeizamos” sin que el Gobierno tenga que legislar pero digamos que nos “europeizamos a medias” ya que no solo seguimos comiendo más tarde, también, como señala Postigo: “En Francia los cines abren a las 10 de la mañana entre semana y hay gente, aquí las matinales solo funcionan los domingos y festivos para público familiar que es el mismo que llena la sesión de las cuatro, eso no ha cambiado, va igual que antes”. Y en un país como el nuestro, con veranos largos y calurosos, también hay un matiz importante como señala el ejecutivo de MK2: “La sesión de las 22h aun funciona bien en verano, sobre todo entre los jóvenes. En zonas vacacionales el extranjero y el adulto van antes y los turistas llenan sobre todo la de las cuatro porque a la una ya han comido. En esas áreas vemos también que aparece una sesión a las 11 que sustituye a la antigua madrugada. Lo que parece claro, de todos modos, es que el tardeo ha llegado para quedarse, después de la pandemia había terrazas en cada esquina y el español se ha acostumbrado a salir durante el día”. Para fomentar la asistencia a sesiones más difíciles de llenar, a los cines siempre les cabe, claro, la posibilidad de ofrecer mejores precios en esas franjas. Por una parte, desde hace décadas funciona el “día del espectador” con entradas más baratas, que es el miércoles en las grandes cadenas (Cinesa, Kinepolis y Yelmo) y el lunes y miércoles en el circuito urbano de VO como Renoir o Golem. Por la otra, aunque en Europa los precios distintos por horas son muy frecuentes, en España aun está poco implantado salvo excepciones y lo que sí son más baratas son las sesiones matinales.
En resumen, parece que esa “fórmula perfecta” que dé en el clavo con estos cambios horarios que busca González Macho no acaba de estar clara y según Postigo, el problema es que lo que se ha perdido a las 10 no se ha ganado en las dos sesiones anteriores. De momento, la “víctima” más clara es la sesión de madrugada, que aunque se mantiene en algunos cines puntuales, sí parece estar condenada a desaparecer casi del todo. Según Castillo de Kinepolis, claramente “no son rentables”. El gerente de Renoir, González Macho, recuerda que los fines de semana esa ultima hora se llenaba de público joven que huía de la masificación pero también acabó eliminándola por falta de demanda. Nadie duda que los horarios españoles están cambiando, y la ley que prepara el Gobierno reforzará ese cambio, lo que costará aún un tiempo despejar es cómo quedará la situación una vez nos hayamos “europeizado”, o no.
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