A pleno pulmón, así avanza la productora Nadie es perfecto a punto de cumplir los 25 años de su fundación. En sus flamantes nuevas oficinas de Gran Vía, puerta con puerta con Chicote, el ajetreo es frenético con vistas a un año plagado de estrenos y rodajes. Como anfitrión, el CEO y fundador, Kiko Martínez, quien celebra que el aniversario llegue en el mejor momento de la compañía. Aun está reciente el éxito de La Navidad en sus manos, comedia navideña que ha luchado contra Hollywood en un terreno que suele pertenecerle alcanzando los cuatro millones de euros en taquilla.
Pronto, el 17 de mayo, veremos Disco, Ibiza, Locomía, dirigida por Kike Maíllo, en la que se narra el ascenso y caída de la primera boy band española, surgida en los años locos de Ibiza y reconocible por sus vistosos abanicos. Hay mucho más. Como Looking for Michael, que dirigirá Juana Macías, una historia aspiracional sobre una joven a la que le diagnostican un Parkinson precoz y cree en las virtudes de la musicoterapia para sobrellevar su enfermedad. Será una road movie en la que aparecerá el mismísimo Michael J. Fox
Y en el calendario de próximos rodajes, uno de los booms literarios de la editorial young adult Whattpad, que se dispone a conquistar a los jóvenes con una historia de romance juvenil. Y el terror, que tantos buenos frutos está dando en taquilla, se hará presente con un remake del clásico Angustia de Bigas Luna con Eduardo Casanova detrás de la cámara. Desde sus inicios en Valencia hasta su expansión definitiva, en la trayectoria de Nadie es perfecto cobra relevancia la colaboración con Alex de la Iglesia y Carolina Bang con su productora Pokeepsie Films, que cristalizó en títulos del propio cineasta como El bar (2017) o el mega éxito de Perfectos desconocidos (2017), que superó los veinte millones de euros en taquilla.
Comedia, drama, terror, thriller… ningún género escapa a una compañía que se marca como objetivo primordial, casi una obsesión, llegar a una audiencia masiva. “En España parece que da pudor decir que buscas el éxito, pero nosotros estamos obsesionados con que la gente vea lo que hacemos”, afirma Martínez.
Comenzó a principios de milenio en el campo de la publicidad, ¿fue siempre el cine su objetivo final?
En mi cabeza siempre estaba acabar en el mundo del cine pero antes tenía que hacer un camino de supervivencia. Realmente empecé en el sector editorial en un periódico deportivo. Después di el salto al mundo de la publicidad montando mi propia compañía. Mi primer trabajo con la productora de hecho fue aprovechando las sinergias de la publicidad cuando rodamos La kedada (2002) un cortometraje con Patricia Conde, Eulàlia Ramon, Flipy… Ya desde pequeño, cuando crecí en Canals, un pueblo de Valencia, tenía el cine en la cabeza. Recuerdo las películas en blanco y negro de la 2 y los coloquios a posteriori. Cuando veía esos grandes clásicos ese mundo tan fantasioso y atractivo me fascinaba.
¿Cómo surge su productora, Nadie es perfecto?
La productora al principio la montamos seis personas: un guionista, una persona de producción… Lo primero que no tienes ni idea cuando empiezas y lo que haces es darte golpes con la cabeza. Éramos un equipo multidisciplinar y todos podíamos sumar. Al final acabé yo quedándome el control de la sociedad y poco a poco ha ido formando su identidad. Tiene dos etapas, una más vinculada a Valencia en su origen aprovechando mi experiencia en la publicidad. Empezamos con la vocación de hacer cosas más disruptivas enmarcándonos en la ficción. Trabajamos mucho entonces con la televisión valenciana.
Curiosamente, inauguramos los Estudios de Ciudad de la Luz con El síndrome de Svensson (2006) que era una película de presupuesto modesto en unos estudios enormes pensados para grandes producciones. Ya entonces procuramos tener siempre una pata en Madrid buscando salir de la periferia donde estábamos en ese momento. En la periferia siempre es más difícil, tienes que desarrollar los proyectos en su mayoría desde un talento local. El principal problema era que entonces no teníamos acceso como sí tenemos ahora a los grandes financiadores del cine y al talento nacional porque están en la capital. En aquella época era más complicado.
«LA COLABORACIÓN CON CAROLINA BANG Y ALEX DE LA IGLESIA HA SIDO MUY IMPORTANTE PARA LLEGAR A ESTE MOMENTO DE MADUREZ»
A finales de los 2000, se traslada a Madrid en plena depresión económica. ¿Cómo fue ese cambio?
Esa segunda etapa efectivamente empieza cuando nos trasladamos a Madrid en un momento de derrumbe económico. Fuimos de las pocas compañías que no hizo concurso de acreedores, ni cerró, lo cual fue un gran logro. Fue la “tormenta perfecta”: los bancos no financiaban, las compañías no pagaban, casi el que más trabajaba más problemas tenía. En ese momento se produce también el cierre de Canal Nou (la televisión autonómica valenciana) y coincidió también con la clausura de Estudios de la Luz. Yo estaba haciendo una serie, Senyor Retor, una adaptación del Padre Casares para la televisión y con la crisis se acabó de golpe. Fui a un banco a que me descontara parte del dinero que me tenía que pagar la televisión y me dicen: “¿Pero cómo te fías tú de esta televisión?” y yo digo: “Me lo dices tú cuando eres un banco que te están rescatando”. Fue todo bastante surrealista. Mudé la compañía a Madrid y aunque sigo teniendo una filial en Valencia, ahora tenemos aquí la sede. Empezó una nueva etapa.
La aparición de Alex de la Iglesia y Carolina Bang, con su productora Pokeepsie Films es fundamental, coprodujeron hasta siete películas. ¿Cómo surge esa colaboración?
La colaboración con Alex de la Iglesia y Carolina Bang para llegar al momento actual de Nadie es perfecto que es una etapa madura es muy importante. Después de la mudanza a Madrid, yo había terminado de rodar Dioses y perros (2014) con David Marqués. Les propuse hacer una película de una historia que me contaron en Colombia sobre dos curas que encargan su propio asesinato por amor. No los conocía de nada y los llamé a través de un amigo en común. Esa historia nunca se rodó pero Alex acababa de montar la productora y tenía el proyecto de Musarañas (2014) que era una película pequeñita que estaba previsto que costara 50 mil euros. Por supuesto no costó 50 mil euros, nos vinimos arriba y fue quince veces más. Acabó siendo el inicio de una colaboración. Era una joint venture sin papeles que partía de las ganas de querer producir. Carolina era actriz, venia de la escuela de cine pero aún tenía poca experiencia, y yo empezaba casi de cero, Alex por su parte volvía a producir y realmente hicimos un equipo allí en el que también éramos amigos y hacíamos lo que nos apetecía.
Se trataba de hacer las películas de Alex pero también de otros directores con la idea de descubrir nuevas miradas y talentos. Allí aparece Zoe Berriatúa (Los héroes del mal, En las estrellas) o Eduardo Casanova (Pieles). Hubo un año en el que coincidimos en el Festival de Berlín con dos películas, El bar de Alex de la Iglesia en sección oficial y Pieles en Panorama. Fue una época fantástica que recuerdo con mucho cariño. Aprendimos todos mucho y nos hicimos bien los unos a los otros. A Alex y Carolina les ha ido muy bien con Pokeepsie. Luego llegó Perfectos desconocidos, hicimos un pelotazo. Siento que hay una parte de Pokeepsie que es mía y de Nadie es perfecto que es suya. Algún día volveremos a colaborar, espero que sí.
¿Cómo define este momento de “madurez” actual de Nadie es perfecto?
Dentro de poco cumplimos 25 años, es una barbaridad. Esa madurez también aparece cuando te equivocas muchas veces y has aprendido mucho. Veo que en este momento de mi vida profesional, me he equivocado y acertado en muchas ocasiones y aprendes mucho de haberte equivocado como dicen los americanos. Hemos trabajado para todas las cadenas y plataformas, tenemos una gran tradición como productora independiente y unos conocimientos de haber estudiado diferentes modelos y socios. Es una etapa madura y muy atractiva también por lo que viene por delante que yo creo que son los mejores años de la productora. Un productor siempre tiene que estar en proceso de cambio. Estar constantemente moviendo la silla. Todos los días cambia absolutamente todo. Es muy estimulante porque te permite vivir de una manera muy a tope las cosas pero también hay que valer. A veces me lo pregunto, ¡qué locura esto! Pero bueno, ya es tarde.
¿Estamos en la era de la disrupción continua?
Que cambien las cosas nos estimula a todos. Creo que viene una etapa movida como todas las que hemos vivido en este negocio y que cada cambio es una oportunidad. Eso es lo que tenemos que saber aprovechar. En el futuro inmediato el papel del productor independiente cobra más valor que nunca. Venimos de una burbuja que ha sido fantástica porque nos hemos beneficiado todos y eso ha sido muy bueno porque ha habido mucho trabajo y ha sido una gran ayuda. Pero en ese contexto en el que hay mucho dinero el peso del productor independiente se diluye. Cuando en el mercado hay tanto dinero, el talento se pone de acuerdo con el operador… . A golpe de talonario es más difícil reivindicarse como productor independiente con identidad porque no tienes tanto espacio para hacer tu trabajo.
Estamos en una nueva etapa en la que el mercado quizá no tiene tanta liquidez y hay que montar la arquitectura financiera “ventaneando” y la parte positiva es que el papel del productor independiente tiene más sentido. En un momento de más dificultad el productor independiente sigue en lo fundamental que es encontrar buenos proyectos y el talento y ejerciendo su papel como una pata fundamental de la financiación.
¿Cuál cree que debería ser el principal reto del cine español?
El reto está en eso, en conseguir el mayor número de público encontrando esa conexión. Hemos de recuperar el espacio de nuestro cine no solo en el ámbito del cine familiar que parece que está más consolidado. Me he alegrado mucho de que el éxito de Ocho apellidos marroquís y también de La Navidad en sus manos porque hemos contribuido nosotros a cerrar el año con una buena taquilla. Es complicado porque depende de muchos factores pero el reto siempre es conectar con el público.
¿Cree que el sistema de financiación del cine español es adecuado o depende demasiado de las subvenciones y las televisiones?
Como diría mi paisano Berlanga, los problemas del cine español se solucionarían contratando a una secretaria que supiera francés para que tradujera la ley del cine de ese país. Así iríamos bien. Estamos en cien millones de fondos comparado con los 700 de Francia o los 400 de Italia, es poco dinero. Además esos cien millones los venimos arrastrando prácticamente desde hace diez años cuando el mercado, la industria o el propio país han crecido a otra velocidad. No ha acompañado de manera suficiente a las oportunidades que está generando la industria. Eso es una pena porque ese dinero del ICAA se multiplica por cinco y genera valor añadido a muchos niveles. Y luego hay otros problemas como que hay que cuidar más al productor independiente.
Tenemos una ley de incentivos fiscales que al productor extranjero se le dan unas condiciones maravillosas y al español, no. Habría que mejorar los incentivos fiscales porque al final hay un pago de intermediarios que realmente es un error del sistema. En la producción de service el Estado te reconoce un coste y tienes una devolución del dinero. En la producción española tienes que buscar un inversor a través de un intermediario, es decir, hay como una especie de dificultad de cara a que este proceso sea más limpio. Hay una política de incentivos que está en todos los países del mundo y debería tramitarse de una manera más clara.
¿Qué tiene que tener un guion para seducirle?
Los guiones vistos de forma aislada no son nada. Si cogieras un guion de cualquier megadirector y te taparan su nombre, el reparto, quién lo produce… y lo leyeras a pelo creerías que es un desastre de guion, ¿o no?. Es más complicado que eso, los productores lo que hacemos es un packaging de talento. No es un guion, es la iniciativa de un director con el que quieres trabajar que se junta con un guion que es adecuado para él. Se trata de encontrar el mejor guion para el mejor director, la mejor forma de financiarlo y de distribuirlo. Hay veces que quieres trabajar con un cineasta pero el guion que tiene no es el mejor o al revés… Hay que valorar la foto final.
Dicho esto, me gustan las historias con alma. Por ejemplo El Cover, no ha sido la película con más éxito de la productora, pero tiene esa alma. Hemos tocado todo tipo de géneros, la comedia, el musical, el terror.. todos son atractivos. Eso es fantástico porque a proyectos de géneros muy distintos puedes encontrarles esa alma y que sean buenas películas.
¿El taquillazo de Perfectos desconocidos (2017), más de 20 millones de euros, supone un turning point definitivo en su trayectoria?
Buscar el éxito siempre es el objetivo, otra cosa es que lo consigamos o no. Es extraño que decir esto que es una obviedad pero en España a veces parece disruptivo. Perfectos desconocidos es la película más taquillera de Nadie es perfecto. No nos esperábamos ese éxito tan tremendo. Nos propuso este proyecto Mediaset cuando aún no se había estrenado la película original italiana, nosotros fuimos los primeros que adaptamos el formato original. A Alex le sacaba de su cine habitual pero salió muy bien. Yo tengo una obsesión de que las cosas que hacemos se vean porque si no es una pena. También hacemos películas más arriesgadas, pero siempre con la intención de que las vea cuanta más gente mejor. Si tienes un bar y no tienes clientes pues lo tendrás que cerrar. Esto es lo mismo.
Ha hecho algunas series, sobre todo para la televisión valenciana, y también Tarancón, el quinto mandamiento (2011) para RTVE. Sin embargo, ha producido muchas más películas. ¿El cine sigue siendo su objetivo preferente?
Tarancón fue la miniserie más vista ese año en TVE en coproducción con la Televisión Valenciana. Tenemos algún proyecto de serie pero es verdad que nuestro foco está en las películas. Solo por valor de producción lo que cuidas una película siempre será más que un capítulo y me da más independencia para hacer algo útil. Hemos tenido varios proyectos que podríamos haber desarrollado en una serie. Mucha gente del cine se ha puesto a hacer series y algunas son fantásticas. La distribución está en un momento de cambio y el problema con las series es que se han hecho tantas que muchas veces no tienes la visibilidad que puedes alcanzar con una película y una gran campaña de marketing. El cine también tiene una cosa bonita y es que la gente recuerda más las películas.
«EL RETO ESTÁ EN ENCONTRAR EL MAYOR NÚMERO DE PÚBLICO, BUSCAR ESA CONEXIÓN MÁS ALLÁ DEL CINE FAMILIAR QUE ESTÁ MÁS CONSOLIDADO»
Acaban de estrenar con éxito La Navidad en sus manos y este mismo 2024 llegará Looking for Michael. Además de Perfectos desconocidos también tiene en su haber títulos como El juego de llaves o Fenómenas. ¿La comedia siempre tendrá un lugar como género predilecto del público?
Hemos visto también esta Navidad el éxito de Ocho apellidos marroquís, ¿qué te voy a decir de la comedia? Bien hecha es infalible. El propio nombre de la productora, Nadie es perfecto parte de una película de Billy Wilder como Con faldas y a lo loco. Wilder es un director que manejaba una comedia con mensaje social y sin duda alguna está entre mis géneros favoritos. Cuando consigues la magia en la comedia es un género muy popular aunque luego sea despreciado por la crítica y los premios. Muchas veces parece que hacer reír es fácil cuando es muy complicado. Las comedias te mejoran la vida, tienen un punto aspiracional que es indudable y siempre son un éxito tremendo cuando son buenas.
Ha producido películas de terror como la mencionada Musarañas (2014) y El bar (2014) o La influencia (2019). La taquilla parece responder muy bien a estas películas pero da la impresión de que hay pocos títulos españoles. ¿Es un foco de atención para la productora?
El terror funciona muy bien pero cuesta financiarlo porque las plataformas o las televisiones en abierto les resulta difícil programar el terror en sus parrillas. Se produce la paradoja de que muchas veces no son los proyectos más fáciles de armar aunque se ha demostrado su tirón en la taquilla. He transitado el género bastante con Alex de la Iglesia y sin él. Es curioso porque para la gente joven es una experiencia grupal que tiene un valor importante en esa edad. Y luego también son películas que pueden tener un buen viaje internacional. Este año vamos a rodar un remake de Angustia de Bigas Luna, es una premisa fantástica la de esos tipos encerrados en un cine del que no pueden salir. La dirigirá Eduardo Casanova, al que ya produje Pieles. La idea es aprovechar el talento de un director tan arriesgado e independiente como él para llevarlo al terreno del mainstream. Lo bonito es combinar distintas propuestas.
Pronto veremos Disco, Ibiza, Locomía, un biopic sobre el famoso grupo de finales de los 80. ¿Qué podemos esperar?
Después de haber venido del éxito de La Navidad en sus manos, con cerca de cuatro millones de euros, la sexta película española más taquillera de este año, me alegra haber encontrado al público una vez más. Ya estamos preparando la segunda parte. Disco, Ibiza, Locomía es nuestro próximo estreno, llegará el próximo 17 de mayo dirigida por Kike Maíllo. Es una película bastante loca sobre una época loca en la que se podía ser libre sin que Instagram te estropeara la fiesta. Retrata este grupo de gente que vendían ropa y hacían diseños en Ibiza, acaban convertidos en gogó, montando la primera boy band española y la más singular con un éxito increíble. Es una historia muy divertida. Creo que nos ha venido bien incluso la serie documental de Movistar para ponerla en valor.
«HEMOS TOCADO TODO TIPO DE GÉNEROS, TODOS SON ATRACTIVOS, A TODOS PUEDES ENCONTRARLES ESA ALMA Y QUE SEAN BUENAS PELÍCULAS»
¿Qué puede contarnos de Mala influencia, que ruedan este año?
Es una película muy importante para nosotros, está participada por Netflix pero es una propuesta para salas de cine. Está basada en una novela de Whattpad, esa editorial juvenil que conquista a millones de seguidores en todo el mundo y ha sido el germen de películas como A través de mi ventana o Culpa mía de Amazon. La idea es mantener esa expectación que han tenido esas películas en plataforma pero llevarla a la sala de cine. Recuerda por ejemplo al gran éxito de A tres metros sobre el cielo, queremos llegar a ese público young adult con una película rupturista con un casting desconocido partiendo de ese fandom que es brutal. La directora será Chloé Wallace que ya ha triunfado con la serie romántica Un cuento perfecto de Netflix y tiene una amplia trayectoria en publicidad. Aparte de ser un cásting maravilloso tenemos a gente como Enrique Arce que ha triunfado en La casa de papel interpretando a uno de los personajes adultos y los demás son casi todos grandes apuestas. Es una oportunidad para llevar a la sala de cine el éxito de los libros de la editorial.
Gran expectación también con Looking for Michael, con el mismísimo Michael J. Fox…
Será una película muy divertida y es muy importante para mí desde un punto de vista personal, la rodamos el próximo septiembre. La dirigirá Juana Macías. Es un viaje inspiracional con el espíritu de Pequeña Miss Sunshine. Está basada en la historia real de una prima lejana mía a la que le detectan Parkinson a los 34 años y se va de viaje con un grupo que hace musicoterapia en busca de Michael J. Fox. Es una road movie en España que sucede durante una visita del actor a nuestro país para dar unas conferencias. Es una película de valores que podría tener referencias a Campeones con un mensaje de superación personal y es todo verdad. La protagonista se empeña en encontrarse con el actor para explicarle que la música puede ser una forma de terapia. Pero detrás de Michael J. Fox está Regreso al futuro y entonces al final es una broma del destino porque es una enfermedad en la que sobre todo hay un regreso al presente. Y de cara al futuro próximo tenemos dos proyectos basados en propiedades intelectuales muy importantes que ahora mismo no puedo anunciar.
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