China y Hollywood: Lost in Translation

La taquilla del gigante asiático comienza, tras unos años duros post covid, a no necesitar estrenos americanos para sostenerse.
'Ne Zha 2' se ha convertido en la película china más taquillera dela historia con más de 1.800 mllones de dólares de recaudación

En mitad de un tensionado contexto geopolítico, entre aranceles y la carrera por dominar la Inteligencia Artificial, ha sido el cine el encargado de añadir más leña al fuego a la ya compleja relación entre Estados Unidos y China. A finales de enero, el coloso oriental veía como su taquilla explotaba con la llegada de Ne Zha 2, película local de animación familiar que, en cuestión de días, se convirtió en el primer largometraje ajeno a Hollywood en recaudar 1.800 millones de dólares en todo el mundo (selecto club que solo cuenta con 57 títulos). Este récord lo ha logrado sin salir de la propia China, solo con taquilla doméstica, lo que significa que es, además, la película que más dinero ha ingresado jamás en un solo mercado. Acumula récords porque también es la película china que más taquillera de la historia y, evidentemente, la que más dinero ha recaudado nunca en China de cualquier nacionalidad.

El Gobierno chino, por su parte, ha sacado pecho. La película no podía ser más autóctona: el guion de Ne Zha 2 (y el de su primera parte), con su protagonista adolescente luchando contra demonios, bebe de una famosa novela de la Dinastía Ming, llamada La investidura de los dioses. Los estrenos de más éxito en China suelen tener cierto componente patriótico: La Batalla del lago Changjin (2021), la anterior película de mayor recaudación en el país con 900 millones de dólares, narra con tono propagandístico la victoria de China sobre Estados Unidos en la batalla del mismo nombre acontecida durante la guerra de Corea. Y el tercer lugar lo ocupa Wolf Warrior 2 (2017, 850 millones de dólares), cinta de acción en la que las fuerzas armadas chinas luchan contra un enemigo norteamericano. Ante lo simbólico del furor popular por Ne Zha 2, las autoridades chinas llegaron incluso a ampliar un día las festividades de año nuevo para permitir al mayor número de gente posible acudir al cine. El New York Times confirma que, además, durante esas fechas, “se facilitaron descuentos, ayudas públicas y otros incentivos para la compra de entradas”.

El nacionalismo chino se enfrenta en los cines al americano y va ganando por goleada. El estreno de Capitán América: Brave New World, la última entrega del universo Marvel con sus barras y estrellas ha sido recibido con tibieza en el país asiático, donde al cierre de esta edición solo lleva recaudados alrededor de 14 millones de dólares en tres semanas. En las redes sociales chinas, según informa la BBC, han sido habituales proclamas como “Capitán América 4 debe morir en China” e incluso acusaciones de malos patriotas a aquellos que no mostraban sus entradas para Ne Zha 2. Pero para comprender este conflicto junto a las escandalosas cifras del Ne Zha 2 se ha convertido en la película china más taquillera dela historia con más de 1.800 mllones de dólares de recaudación demonio animado y saber su significado, es preciso coger aire y enfrentarse al lío de dimensiones épicas que supone estrenar cine extranjero en China.

Wolf Warrior 2 (850 millones de dólares, 2017)

DENTRO DEL DRAGÓN

El chino es uno de los mayores mercados cinematográficos de nuestro planeta, ocupando el primer lugar en cuanto a ingresos de taquilla. Desde su proceso de apertura en los noventa, pero sobre todo a partir de este siglo, las superproducciones de Hollywood dependían del público chino para completar sus taquillas globales y compensar sus ingentes presupuestos. Por este motivo, las campañas eran tremendamente agresivas.

La evolución es clara. En 2005, ocho de las diez películas más taquilleras en los cines chinos eran americanas; en 2010 ya solo son cuatro (con Avatar como la más exitosa del año); en 2015 se quedan en tres aunque se coronó Fast and Furious 7 y ya en 2019 son solo dos. Después de la pandemia (que en China duró más) en 2023, ninguna película americana consiguió llegar al top 10 de la taquilla china y en 2024, solo lo consiguió Godzilla contra Kong: un nuevo imperio. Ante el descomunal éxito de Ne Zha 2, los analistas consideran que China ya es plenamente capaz de producir grandes películas que dinamicen su taquilla sin depender de Hollywood.

La batalla del lago Changjin (900 millones de dólares 2021)

El cine extranjero nunca lo ha tenido fácil en China porque es un mercado “trucado”. El todopoderoso gobierno comunista solo deja que un puñado de películas foráneas se estrenen anualmente en el país, entre treinta y cuarenta, algo que logran tras un extenuante proceso de búsqueda de compañía distribuidora (todas propiedad del Estado), pactos de porcentajes y obtención de licencias. Ese número además es restrictivo e incluye también los reestrenos, si, pongamos, Harry Potter o Pulp Fiction volviesen a las salas de Pekín en 2026, habría un hueco menos. Los estudios de Hollywood llevan años criticando estas prácticas, pues la incertidumbre ante una fecha de estreno les da una clara desventaja mientras que China se aprovecha de su control. Sin ir más lejos, la campaña de boicot a Capitán América 4 contrastándola con Nhe Zha 2 como símbolo patriótico ha sido diseñada por unas autoridades capaces de hacer trampas en el mercado. Además, este bloqueo casi automático de títulos extranjeros provoca que en China algunas películas se estrenen muy tarde perdiendo fuerza.

Por todo ello, las majors se lo piensen mucho a la hora de decidir qué películas deben enviar. No solo se valoran los presupuestos: también la supuesta capacidad que tendrá el largometraje para pasar la censura del gobierno de Xi Jinping, que habitualmente exige cortes y ediciones tardías. Sin duda, estos obstáculos han ayudado a revalorizar la producción local ya que todo lo que les llega de Estados Unidos es igual, ya que los estudios envían solo lo que creen que va a tener éxito, es decir, lo más normativo y aburrido, según los criterios que los focus groups y los algoritmos favorecen. Con las reglas amañadas, hay poco lugar para que una película encuentre su público. En China, un estreno revienta o muere.

De hecho, cuando Hollywood se arriesga, suele funcionar. Fue lo que ocurrió con el estreno de Alien: Romulus, una apuesta sin red, ya que, de toda la saga, solo otras dos películas se habían estrenado allí (Alien: Covenant y Prometheus, cuya recaudación fue de 45 y 35 millones de dólares, respectivamente). Pero Romulus pasó la censura y obtuvo un estupendo resultado, llegando a superar los 110 millones de dólares. Los expertos aseguran que las claves de su triunfo se encuentran en su frescura. Porque no es fácil nombrar una película para mayores de adultos que se estrene intacta y algunas, como Deadpool y Lobezno, llegan trasquiladas. Y a favor de Romulus también jugó que no tenía competencia en la cartelera para los fans del terror.

‘KUNG FU PANDA’ Y ‘NE ZHA 2’: PASADO Y FUTURO

Los buenos resultados de Hollywood en China durante el arranque del siglo XXI también llevaron a que la industria americana creara productos con “toque oriental” como forma también de ganarse a ese público. En 2008 se estrenó Kung Fu Panda, que obtuvo una recaudación de 26 millones de dólares en el país asiático. No fue un resultado espectacular pero la saga protagonizada por el osito Po creció en popularidad, la segunda parte arrasó con 92 millones en 2011 y la tercera tocó el cielo con 154 en 2016. Kung Fu Panda trata la cultura china desde el respeto y la admiración, con una visión amable acompañada de un finísimo humor para todos los públicos. Fue un hito cultural, que bebía, según sus guionistas, de películas como La serpiente a la sombra del águila (comedia china de artes marciales con Jackie Chan como protagonista), Love on Delivery o Las 36 cámaras de Shaolin.

En Hollywood contaban yuanes pero las autoridades chinas no estaban tan contentas y tomaron nota, no iban a permitir que su competidor se aprovechara de su cultura e imaginario para hacer caja. La industria de Los Ángeles lo volvió a intentar con Mulan en 2020. No obtuvo un mal resultado (40 millones de dólares) pero fue objeto de una dura campaña de descrédito promovida por el propio gobierno acusando a la industria americana de explotar estereotipos racistas. Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos, de 2021, el primer superhéroe de Marvel, fue directamente prohibida y no llegó a los cines chinos. Además de poner trabas a estas producciones, el gobierno invirtió grandes recursos para levantar de la nada una inexistente industria de animación local. Al parecer, mantuvieron contactos con prácticamente todos los departamentos que originaron Kung Fu Panda, para entender cómo lo lograron. La paradoja del asunto es que Ne Zha 2 nunca hubiera existido sin la película de DreamWorks (que ya va por la cuarta).

Con las cartas sobre la mesa, existen dos futuros posibles. Uno en el que, como ya está ocurriendo, el declive de los blockbusters en China provoque que el propio Hollywood deje de fiarlo todo a ellos y empiece a diversificar su oferta. Sería bonito pensar que de las rendijas de un país autoritario como China puede surgir un arte más valiente de Estados Unidos. En el segundo escenario, la rivalidad entre las dos superpotencias se agudiza con un aislamiento económico e ideológico total. Lo americano no llega a China y lo chino no llega a América. La taquilla china se mantiene con sus propias producciones y la estadounidense hace lo propio con las suyas. Esta división propicia la propaganda y el racismo. Con este panorama, como ya pasa ya con Rusia, la representación de la cultura china en Hollywod cambia, y sus historias vuelven a los viejos prejuicios del “peligro amarillo”. Una legislatura de Trump incendia el nacionalismo MAGA y cualquier atisbo de colaboración o pacto se esfuma. Puestos a elegir, este pinta peor.

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