Asistencia a salas los domingos: una caída de hasta el 50%

Los exhibidores protestan y los datos lo demuestran, la asistencia a salas de cine ha bajado los domingos casi la mitad. En 2018 solo un domingo del año hubo menos de 200 mil espectadores y ninguno en 2019 mientras en 2024 fueron 18. Un cambio de hábitos surgido tras la pandemia que se relaciona con la pérdida de espectadores de “media edad” aunque la explicación a esta “crisis del domingo” parece ser más confusa. ¿Qué está pasando?

Hubo un tiempo, no demasiado lejano, donde el plan infalible para rematar un fin de semana por todo lo alto era el domingo sentarse en las cómodas butacas del cine y disfrutar en la pantalla grande de una película de estreno. Pero no solo en esto, la pandemia alteró los hábitos, deshizo rutinas y finiquitó una de las costumbres más tradicionales de los espectadores españoles. Desde 2018 la caída de público los domingos llega con frecuencia hasta al 50 por ciento. Esto es, uno de cada dos espectadores que disfrutaban dando carpetazo a los días festivos yendo al cine se buscan otro plan. ¿Pero por qué justo el domingo ya no van al cine?

Los datos son llamativos. Como vemos en la tabla 6, el primer y el segundo domingo de 2018 tuvieron una asistencia de 424.668 y 478.508 espectadores respectivamente. Los dos primeros de este 2025 están por debajo de la mitad: 206.623 y 220.957 espectadores. Una caída que, si fuera puntual, podríamos achacar al mal tiempo, a la coincidencia con grandes partidos de fútbol, a un evento especial de música… pero la realidad es que el patrón se repite una y otra vez. De los 53 domingos que tiene un año, solo en 14 se bajó de los 300 mil espectadores en 2018. En 2019, los domingos por debajo de esa cifra apenas fueron 6 (uno de ellos por solo 2.000 espectadores). Sin embargo, en 2024, solo 9 domingos superaron los 300.000 espectadores y 2 los 400.000. En 2018 hubo hasta 16 domingos con más de 400.000 espectadores, incluyendo uno con 644.574 (el 29 de abril) y varios con más de 500.000. En 2019, durante 21 domingos acudieron más de 400.000 personas a las salas, y el domingo con más público fue el 22 de diciembre, con 613.627 entradas vendidas, con el estreno de Star Wars: El ascenso de Skywalker.

El éxito de Sonic 3 impulsó el mejor domingo de 2024 con 450 mil tickets.

En 2022, el domingo con más público fue el del lanzamiento de Avatar 2, con 349.461 espectadores (y casi toda la cartelera llena de muñecos azules). Fue uno de los escasos 5 domingos que se superó la cifra de 300.000 entradas vendidas. Cierto que los coletazos de la pandemia estaban todavía clavados en el imaginario de los espectadores, pero en 2023, aunque fue mucho mejor (los datos de la taquilla global lo evidencian), tampoco los domingos en los cines volvieron a ser como antes. Solo diez domingos superaron los 300.000 espectadores ese año, con el 23 de julio, fin de semana del estreno del evento del año, el ‘Barbenheimer’ (Oppenheimer y Barbie), el más destacado con 528.801. Otros diez hubo en 2024 con más de 300 mil, siendo el último domingo del año con 456.841 personas sentadas en butacas gracias a la coincidencia en cartelera de Mufasa. El rey león, Sonic 3. La película, Nosferatu y Vaiana 2. Lo que demuestran estos datos, una vez más, es que la presencia de películas-evento con capacidad de sacar del sofá al público no habitual es lo que dispara las recaudaciones. Y este 2024, arrastrados por la huelga de Hollywood de 2023, no ha sido el mejor año para los ‘bombazos’ de la gran industria americana.

Y si los datos “por arriba” asustan; por abajo llenan de incertidumbre. En 2018, solo un domingo tuvo menos de 200.000 espectadores, fue un caluroso domingo de julio en el que la selección española de fútbol caía eliminada de la Copa Mundial. En 2019, no hubo ningún fin de semana por debajo de los 200.000 y solo 3 con menos de 300.000. Sin embargo, en 2022 hubo 23 por debajo de los 200.000; en 2023, ocho (sin contar los dos domingos que cayeron en Nochebuena y Nochevieja); y en 2024 volvieron a ser 18 los domingos con menos de 200.000 butacas ocupadas. Se mire por donde se mire, la caída es estrepitosa.

CLAVES DE UN MISTERIO

Para comprender mejor esta “crisis del domingo” podemos cruzar los datos con los de asistencia entre semana vs fin de semana pre y pospandemia. La caída en asistencia de los domingos sí parece estar afectando a los resultados generales y explicar parte de la pérdida de negocio. En número de espectadores, los fines de semana y los días laborables se acercan a la paridad como vemos en la tabla 1. Un 44% de espectadores fue de lunes a jueves en 2024 frente al 56% restante que escogió el viernes, sábado y domingo. En 2023, la proporción aún favoreció más a los laborables, 46% frente a 54%. En 2018, último año antes de la pandemia en el que FECE incluye este dato en su informe anual, el dato de público el fin de semana representaba un 58,5% y entre semana, un 41,5%. En números brutos, resulta más elocuente, entre 2018 y 2024 la asistencia entre semana “solo” ha perdido ocho millones de espectadores mientras el fin de semana se ha dejado más de quince, muchos, como acabamos de ver, en domingo.

Estos datos se solapan con otras tendencias observadas en el mercado que tienen en algunos casos causas coyunturales. Desde la pandemia, debido en gran medida a la falta de producto de Hollywood por el parón en los rodajes primero y las huelgas después, ha sufrido más el cine mainstream que el autoral. En 2024, las distribuidoras locales, más enfocadas al cine independiente, aumentaron sus ingresos un 24% mientras las majors se dejaron un 7,3%. Tradicionalmente, el cine de autor se hace fuerte entre semana y el blockbuster en fin de semana. Sin duda, por tanto, parte de la “crisis del domingo” se explica por la “crisis de Hollywood” en estos últimos años.

Al analizar esta comparación de datos de asistencia entre laborables vs fin de semana pre y pospandemia vemos que tampoco ofrecen una explicación concluyente. Pierden los festivos alrededor de dos puntos, lo cual es significativo pero no tanto como ese 50% de caída de muchos domingos que hemos observado. Hilando más fino, cabe diferenciar el viernes, del sábado y el domingo porque tienen públicos distintos. Según la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España del período 2018-2019 (tabla 2), el 61%, de los espectadores decían ir al cine en fin de semana y el 39% restante en días laborales. En 2021 y 2022 (tabla 3), aún años duros de la crisis de la pandemia, se refuerza el fin de semana (64%) y cae tres puntos los laborables. Una tendencia, que como hemos visto con datos de asistencia en 2023 y 2024, se ha revertido ya que han ganado los laborables. Pero la encuesta sí aporta una pista valiosa porque el quid de la cuestión es que esa ganancia del “finde” que refleja se debe sobre todo al aumento del viernes, que pasa de que 5,5 personas de cada cien digan que es su día predilecto para ir a una sala a 7,1.

En el caso de aquellos entre 25 y 34 años, el viernes crece de 4,9 a 8,3 y de 35 a 54 años de 4,6 a 6,11. El viernes parece que gana explicando parte del fenómeno pero tampoco compensa lo que se deja el domingo. Aquí cabe preguntarse qué público iba más el domingo y qué ha pasado con él entre 2018-2019 y 2021-2022. Al observar los datos parece claro (tabla 2 y tabla 3) que los más jóvenes, de 15 a 24 años, son los que se reparten entre fin de semana y laborables, más sensibles probablemente a los precios más económicos entre semana y promociones como el día del espectador. Tanto antes como después de la pandemia son los que más van al cine en laborables aunque hayan caído de un 45,6 a un 39,6. Y el fin de semana, son proclives al viernes. Aunque el porcentaje cae de manera dramática de 2018-2019 a 2021-2022 (tabla 4 y 5), los de 15 a 24 años antes iban un 89% de media y luego un 49%, siguen siendo los que más van al cine.

Por tanto, el domingo no es el día predilecto de los jóvenes. Antes de la pandemia, eran los que tenían entre 35 y 54 años los que más iban en sábado o domingo, un 63% contra el 46% de entre 15 y 24 o el 51 de entre 25 a 34. Este público de media edad también (tabla 4 y 5) dejó de ir al cine de manera dramática tras la crisis del COVID con porcentajes muy bajos de asistencia. En 2018-2019, aquellos entre 35 y 44, un 69,6 dijeron haber ido al cine el último año en 2018-2019 y un 62,6 los de 45 a 54 años. En 2020 era un 35,6 en el primer rango y un magro 26,9 en el segundo. Por tanto, se produce una brutal pérdida de espectadores en las personas de “mediana edad”, que eran precisamente las que más iban el domingo, en el caso de entre aquellos entre 45 y 54 años una caída del 57% contra la del 45% de los jóvenes.

¿Pero si no van al cine, qué hacen? Sin duda, es una cuestión fascinante en la que también entraría la sociología. Como dice la canción, no “están muertos, están de parranda” porque el auge del “tardeo” después de la pandemia puede ser un factor clave. Según la Federación de Empresarios de Ocio Nocturno y Espectáculos, desde el fin de las restricciones pandémicas, la moda del “tardeo”, salir de noche con copas y música pero por la tarde, ha aumentado un 25% la facturación. Clubes y discotecas están de fiesta, nunca mejor dicho, gracias a un formato de ocio que según la patronal resulta especialmente atractivo para personas de entre precisamente 30 y 45 años. Según Ramon Mas, de España de Noche: “Antes las tardes eran para los adolescentes, ahora los de mediana edad les hemos cambiado el puesto”. ¿Harían bien los cines en plantear sesiones que incluyan ofertas de tardeo?

Por otra parte, la competencia por la atención es crucial. De media, pasamos 3 horas y 43 minutos pegados a la pantalla del móvil. Además, a eso hay que añadir que a las 2 horas y 51 minutos de consumo de media de televisión “tradicional” han aumentado a las casi 4 horas y 37 minutos si añadimos el “streaming” y demás audiovisual. Muchas personas de media edad que antes iban al cine el fin de semana, ahora se quedan en casa viendo películas o series en plataformas atentos a los que pasa en las redes sociales en eso que se ha dado a conocer como “segunda pantalla”, esto es, ver la tele mientras se mira el móvil. Cabe aventurar que este target, mejor asentado económicamente y viviendo en su propa casa, encuentra menos motivos para salir a la calle. Y eso que el cine todavía es el último reducto donde, cuando la proyección comienza, se acaba la “segunda pantalla”.

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