Es bien sabido que nuestro mercado no se caracteriza por su optimismo. Ya sea por superstición o por falta de visión a largo plazo, la realidad es que, la mayoría de las veces, las opiniones entre los profesionales tienden a ser pesimistas sobre el futuro andamiento de la taquilla. Sin embargo, afortunadamente, el mercado cinematográfico, y por ende el público, han vuelto a desmentir casi la totalidad de las predicciones que en octubre pasado pronosticaban un descenso significativo en el desempeño total de 2024 en comparación con el año anterior. El 2024, en efecto, cerró con 479,5 millones de euros y 71,4 millones de entradas vendidas. Un resultado importante para un año que tuvo que enfrentar las consecuencias de las huelgas de Hollywood de 2023, que afectaron negativamente el primer semestre (muchas grandes producciones estadounidenses se pospusieron o se aplazaron directamente para 2025), además de la Eurocopa y los Juegos Olímpicos de verano, que captaron buena parte de la atención de los españoles. Sobre todo, destaca la positiva imprevisibilidad del cine, que en los últimos dos años ha brindado grandes sorpresas, a menudo contrarias a las previsiones del sector. ¿Se podría haber hecho más? ¿Se podía cerrar el año con mejores resultados? Probablemente sí, como siempre y en cualquier ámbito, especialmente entre finales de 2024 y comienzos del nuevo año, cuando se produjeron solapamientos que llevaron a muchos cines a retirar películas que aún generaban ingresos relevantes. Pero es inútil lamentarse por lo que ya pasó. Más bien, debemos aprender de lo logrado en 2024, tanto lo bueno como lo malo, y ajustar el rumbo para 2025. Sobre todo porque este año los títulos no parecen escasear y, si el primer semestre promete buenos resultados, la segunda mitad del año reservará muchos otros títulos atractivos para la gran pantalla.
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